(...)
Cayó sobre mí una oscuridad cuyo tejido se espesaba lentamente. Perdí en la memoria los contornos de los rostros que yo había amado con recogimiento lloroso; tuve la noción de que mis días estaban distanciados entre sí por largos espacios de tiempo... y mis ojos se secaron para el llanto.
Entonces repetí palabras que antes habían tenido un sentido pálido en mi experiencia
-Sufrirás... sufrirás... - y la palabra se me caía de los labios
fragmento de "El juguete rabioso"
de Roberto Arlt.

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