
El destino,
y las ganas incesantes de encontrarte a la vuelta de la esquina
otra vez
como la primera vez.
Tan intenso y tan efímero,
y tan vos. Tan vos conmigo, con los dos.
¿Y qué tal si cruzamos la calle?
Y la vereda, mi vereda, queda frente a la tuya pero sin mí.
La miramos desde afuera.
Yo con vos, los dos juntos.
Piel a piel, mirada a mirada.
Y los dos sentimos el calor y la suavidad.
Los dos, libres del destino.
No existe la perfección,
ni vos sos perfecto, ni tu calor es perfecto, ni las caricias de la vereda de enfrente...
¿Te acordás? Todo eso fue hermoso, pero, ¿y el destino?
¿Y la cuota de azar que nos salva del aburrimiento?
Encontrame, acá te espero.
Pero la perfección no existe, y el destino sí.
Tomame o dejame, así soy.
Soy yo y acá te espero.
L.S.
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