Nuestro pasado ya se había ido. Pero nuestro futuro era nuevo. Podíamos ejercer nuestra influencia sobre él, eramos libres de convertirlo en un futuro de vencidos o, por el contrario, de hombres libres que se niegan a creer que una derrota marca el fin de todo lo que produce ganas de vivir una vida de hombre.
jueves, 12 de agosto de 2010
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